La palabra “hambre” se refiere al estado general de carencia de alimentos e inseguridad alimentaria que afecta a todos los grupos de población. La desnutrición es el resultado fisiológico del hambre y/o la enfermedad y se manifiesta en un amplio déficit de macro y micro nutrientes. Existen tres formas de desnutrición: desnutrición aguda, desnutrición crónica y bajo peso.
En acción contra el hambre concebimos el hambre como una enfermedad, cuyo estado más grave, la desnutrición aguda, puede curarse con un tratamiento eficaz y demostrado. Es por tanto la mayor pandemia del siglo XXI. Mata a 3,1 millones de niños cada año (8.500 niños cada día).
Existen tratamientos y protocolos de nutrición específicos para ello, tanto para prevenir como curar: Hablar de alimentación implica referirnos a la nutrición, según la Organización Mundial de la Salud, “La nutrición es la ingesta de alimentos en relación con las necesidades dietéticas del organismo. Una buena nutrición (una dieta suficiente y equilibrada, combinada con el ejercicio físico regular) es un elemento fundamental de la buena salud.” (OMS, 2016). Una buena alimentación ayuda a proteger al individuo de enfermedades y le permite desarrollar mejor sus capacidades físicas e intelectuales. Una sociedad con una población mal alimentada o mal nutrida, difícilmente podrá desarrollar su potencial productivo y tendrá altos índices de enfermedades como la anemia, diabetes, bocio, cáncer; así como problemas gastrointestinales, respiratorios, cardiovasculares y accidentes cerebrovasculares.
La alimentación es parte de los derechos fundamentales del ser humano, las Naciones Unidas en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) establece en su artículo 25 que:
“Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios;..”
El hambre, la pobreza y la marginación han sido durante mucho tiempo los problemas más apremiantes que afectan a la mayoría de la población mundial, por tal motivo a instancia de la Organización de Naciones Unidas (ONU), los Jefes de Estado del mundo, se reunieron en la Cumbre del Milenio en el 2000; en la resolución de la Asamblea General 55/2 “Declaración del Milenio” (2000), se reconoció la responsabilidad que tienen todos los Estados para rescatar la dignidad humana, la igualdad y la equidad. Se destacó la importancia de la Carta de Naciones Unidas para la construcción de un mundo más próspero, pacífico y justo, se crearon oportunidades para reducir el hambre para que las personas hambrientas mejoren sus medios de vida promoviendo el desarrollo, pero en particular el desarrollo agrícola y rural, mediante la reforma de políticas e inversiones en la agricultura, intervención directa para combatir el hambre, mediante programas para facilitar el acceso inmediato a los alimentos por parte de las personas hambrientas, con lo que se aumentaría su potencial productivo y se les permitiría aprovechar las oportunidades ofrecidas por el desarrollo.
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